De por qué, como dicen las bienaventuranzas, sólo el amor nos hace felices

1. ¿POR DÓNDE IBA A ENTRAR DIOS EN EL MUNDO SINO A TRAVÉS DEL HOMBRE?

Dice Thomas Merton: “Como más perfecta es la fe, más oscura se vuelve. Como más nos acercamos a Dios, menos diluida está nuestra fe en la media luz de las imágenes creadas y los conceptos”. Las páginas que siguen son el discurso de este tipo de fe que, imperfecta, necesita diluirse en la “media luz” de los conceptos.

¿Cuáles son los conceptos para referirnos a Dios -el Dios del que hablaba Jesús- que menos chocan con las coordenadas éticas y culturales del hombre y la mujer del siglo XXI? Este hombre y esta mujer, a pesar de todas las postmodernidades, saben que su tesoro moral sigue reposando en las “grandes” conquistas de la modernidad: la libertad, los derechos humanos y la justicia social, la igualdad y la fraternidad, la democracia y la ciudadanía. ¿Podemos referimos a Dios con nombres que resulten incompatibles con este tesoro moral del hombre de hoy? Más bien no.

De por qué, como dicen las bienaventuranzas, sólo el amor nos hace felices

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