Democratizar la economía para globalizar la democracia
INTRODUCCIÓN
La dialéctica entre la izquierda y la derecha democráticas, a lo largo de los últimos doscientos años, se puede resumir, simplificando, como una pugna entre capitalismo y democracia. La izquierda ha trabajado para que fuera la democracia la que controlara el capitalismo, incluso con la intención de suprimirlo, si esto parecía preciso para el buen desarrollo de una sociedad democrática. La derecha, en la dirección opuesta, se ha esforzado en hacer que fuera el capitalismo quien pusiera los límites y las condiciones a la democracia. Y cuando ha sido necesario no ha tenido empacho en cancelar el propio sistema democrático, si éste ponía en riesgo las bases mismas de la economía capitalista. Cuando la izquierda ha querido suprimir el capitalismo, se ha considerado que era una izquierda “no democrática”, de la misma manera que, por definición, es “no democrática” la derecha que salva el capitalismo al precio de eliminar la democracia.
La paradoja es que, para superar el capitalismo la izquierda suprimió también el mercado, y la experiencia histórica demuestra que, al menos por ahora, no es posible el desarrollo de una sociedad democrática que no se sustente en una economía con mercado. Aun cuando las expresiones “economía capitalista” y “economía de mercado” no indican, al menos conceptualmente, realidades idénticas, la izquierda nunca ha sabido cómo sobrepasar el capitalismo sin suprimir el mercado; cómo construir una economía no capitalista con mercado.