La justicia no consiste en tratar a todos por igual, sino en “tratar igual lo que es igual y distinto lo que es distinto”. Esta sería la máxima aristotélica que, según recordaba en el número de diciembre, debería sentar las bases para que en España pudiera haber un entendimiento entre territorios de tipo federal. De ella se deriva, de manera evidente, que nuestro federalismo no debería ser ni siempre y en todo simétrico (“café para todos”), ni siempre y necesariamente asimétrico. El reto es avanzar hacia un federalismo simétrico y asimétrico a la vez, donde los criterios dela asimetría estén consensuados sosegadamente por todas las comunidades autónomas.