Tres uniones para Europa

En los últimos meses, se ha repetido hasta la saciedad: la crisis europea de la deuda ha puesto de manifiesto que la unión monetaria tenía graves fallos de diseño. Se trata de una verdad como un templo. Para que la unión monetaria funcione debe ir acompañada de una unión bancaria y de una unión fiscal, la cual requerirá, tarde o temprano, una unión política. La unión bancaria se asentaría entres patas: que sea el Banco Central Europeo (BCE) – y no los bancos centrales estatales, como hasta ahora- quien supervise las entidades financieras de la eurozona, o al menos aquellas que se consideran “sistémicas”; los bancos tendrían que poder acudir directamente al fondo de rescate (MEDE); y, por último, habría que crear un fondo de garantía de depósitos único para toda la zona euro.

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