La unidad perdida del ser y el pensar. Sobre "La razón fronteriza" de Eugenio Trías
1. EL CAMINO DE ENMEDIO
En la historia de la filosofía, el siglo XX quedará ya para siempre como el tiempo del fin de la modernidad o, yendo más allá, como la época de la disolución de la metafísica, es decir, de un cierto modo de querer aprehender la realidad por medio de esta facultad que llamamos razón y que nos constituye como humanos. Seguramente, fue Heidegger quien intentó plantear de manera más radical los términos del problema. El pensamiento no puede captar el ser, nos dirá, porque cuando la metafísica pretende encontrar el fundamento del mundo lo único que consigue es ejercer una especie de violencia contra este fundamento, en su afán de objetivizarlo.
Podemos tomar este diagnóstico heideggeriano como el punto de partida común a partir del cual se han ido edificando los distintos proyectos filosóficos que protagonizan el pensamiento europeo de nuestros días. Simplificando el panorama, podemos reconocer dos caminos opuestos, dos maneras, principalmente, de reaccionar ante el fracaso del intento moderno de conjugar razón y realidad. Por un lado, tenemos la “reconstrucción de la modernidad”, esto es, la propuesta de Habermas, Ape1y los filósofos de la razón comunicativa de rehacer la ilustración desde sus propios presupuestos, a saber: la convicción de que la razón conlleva, en sí misma, un proyecto de emancipación. Para ellos, si la razón ilustrada ha fracasado es porque ha olvidado su naturaleza esencialmente dialógica; la razón monológica se ha convertido en una razón totalitaria. Pero atendiendo las investigaciones sobre filosofía del lenguaje que han poblado los siglos XIX y XX, podemos realizar un particular giro lingüístico o giro pragmático, que según Habermas nos permiten recuperar el fundamento dialógico de la razón y, gracias a él, reencontrar su potencialidad e emancipatoria y su capacidad para fundar una ética y una filosofía política universalistas. En cualquier caso, en la obra de estos autores, la razón—como si de una nueva modernidad se tratara— se basta y se sobra para construir desde sí misma su pretensión de conocer el mundo y realizar sus propósitos.