Sesenta años, apenas el principio
La “Diada” de Sant Jordi nos ha acostumbrado a un hecho que, considerado de manera objetiva, no deja de ser extraordinario vistos los tiempos que corren: que miles de ciudadanos gasten una parte de su sueldo comprando libros, no solo de narrativa, sino también de ensayo. De hecho, es completamente incomprensible que, atendiendo estudios históricos de máxima fiabilidad que indican lo discutible de su existencia, el Vaticano haya decidido retirar este santo, san Jorge, de su santoral. Porque si algún milagro rotundo e incontestable han contemplado nuestros ojos a lo largo de nuestras vidas, no es otro que la venta masiva de libros de ensayo a lo largo de una misma jornada. Pocos santos, hoy en día, consiguen alteraciones del curso normal de la naturaleza de tal calibre. ¿A qué vienen, pues, las dudas sobre su santidad?