Notas (intempestivas) sobre liberalismo
1. ¿De qué hablamos cuando hablamos de liberalismo?
En el campo del pensamiento político y social no es extraño tropezar a menudo con términos con significados tremendamente abiertos. Términos que pueden significar muchas cosas distintas, a veces incluso contradictorias; o palabras que, aunque presuntamente tengan un único significado, se prestan a interpretaciones muy diversas. La polisemia es un peligro y, al mismo tiempo, probablemente es también una riqueza del lenguaje propio del pensamiento político y social. Cuando utilizamos tal o cual palabra, cuando nos referimos a tal o cual concepto, es inmediatamente necesario definirla mínimamente para aclarar exactamente de qué estamos hablando, en qué sentido empleamos aquel concepto.
De entre todos los términos polisémicos que abundan en el lenguaje social y político, probablemente “liberalismo” sea el más polisémico de todos ellos. A nuestro entender, más todavía que algunos otros términos también profundamente polisémicos y, por ello, necesitados siempre de precisión, como por ejemplo “democracia”, o “socialismo” o “justicia social”. Sólo la idea de “libertad”, por un lado, y el término “liberalismo” pueden alcanzar una variedad de significados tan elevada. Por esto, nuestra primera cuestión no puede ser otra que ésta: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de liberalismo?