Más temprano que tarde...
¿Quién había olvidado la alocución radiofónica de Allende el 11 de setiembre de 1973, instantes antes de su suicidio? Nadie. Fue uno de los más impresionantes cantos a la esperanza que haya dado nuestra época. “Más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.” Su voz fue, en aquel momento, el símbolo mismo de la grandeza humana y de los ideales nobles, hablaba para el futuro. Raras veces, las profecías, al cumplirse, son tan bellas como las palabras de sus profetas. Pero esta vez parece que sí. Aquel médico chileno, que lideró el primer intento deconstruir una “sociedad socialista” desde un poder político con-quistado democráticamente, acertó. Indudablemente acertó. Más tarde que temprano, más temprano que tarde, Pinochet ha sido detenido, ha llegado la justicia, que no la venganza, y el mundo se ha alegrado por ella. Durante estos días han corrido ríos de tinta con las palabras y las lágrimas que los hombres y mujeres usan sólo en los días de fiesta grande: justicia, memoria, humanidad…