Jordi y Alfonso
Bellezas del destino. La “Vuelta” del mes pasado iniciaba una serie de artículos sobre las posibilidades de hacer avanzar la organización territorial de España en un sentido federal. ¿Hasta dónde podría llegar un desarrollo federal de nuestra actual Constitución? ¿Un Estado plenamente federal requeriría una reforma constitucional, tal y como parece corroborar el tortuoso episodio del Estatuí? Estas y otras eran las preguntas que nos disponíamos a intentar responder este mes y los siguientes. Pero la vida nos interrumpe a menudo los planes y a veces con hechos de una carga simbólica difícilmente superable. A principios de diciembre moría Jordi Solé Tura, el más federalista de los padres de la Constitución y, para muchos de nosotros, el padre constitucional de referencia. El simbolismo de las casualidades no acaba aquí: la naturaleza quiso que falleciera en la víspera del Día de la Constitución y que lo enterrásemos un 6 de diciembre.