¿Mejorar la política española?¿O, mejor, mejorar la política? Que la política, entendida como actividad humana encargada de gestionar los asuntos públicos y la convivencia social, hoy, en España no vive su momento de mayor prestigio parece una opinión bastante asentada. Lo que no tengo tan claro -y lo digo a riesgo de que mi diagnóstico sea polémico- es que los problemas de la política en España sean problemas específicamente y únicamente “españoles”. ¿No será que la democracia, en la mayoría de sociedades como la nuestra, ha agotado una etapa y que nuestro malestar -eso que, ya cansinamente, definimos como la desafección ciudadana hacia las instituciones y la clase política- no es más que el síntoma de este agotamiento?¿No será que lo viejo -la democracia tal y como ha funcionado en el siglo XX- ya ha muerto y que lo nuevo -la democracia tal y cómo querríamos que funcionase en el siglo XXI- no acaba de nacer?¿Será la crisis de la política -de la española y de la no española- una manifestación de este parto difícil, hacia una democracia mejor que la que conocemos?