Hace 50 años, la española era una izquierda resistente que se enfrentaba a la más represiva y sangrienta de las dictaduras fascistas que quedaban en Europa. Todo resto de la Segunda República había sido desmantelado, erradicado, y el régimen franquista, lúgubre y trágico, durante los 40 se había dedicado a fusilar, encarcelar y reprimir todos los focos visibles de comunismo, socialismo, republicanismo, nacionalismo de izquierdas, o cualquier cosa que se le pudiera parecer.